Durante la misa del octavo día del novenario en honor a la Virgen de Caacupé, el cardenal Adalberto Martínez Flores, primer cardenal paraguayo, lanzó una fuerte crítica hacia la corrupción y la desigualdad social en Paraguay. Ante la presencia del presidente Santiago Peña, Martínez condenó a quienes roban recursos públicos, afirmando que esto condena a miles de personas a vivir en condiciones indignas.
Martínez resaltó la importancia de escuchar el clamor de los pobres y mencionó que la “casa común”, nuestra tierra, también está entre los más oprimidos debido al uso irresponsable y la codicia de unos pocos. Alertó sobre los efectos devastadores del maltrato ambiental, como sequías e inundaciones, que agravan la situación de los más vulnerables.
El cardenal enfatizó que Dios se identifica con los necesitados, desde niños y personas con discapacidad hasta aquellos sin techo ni acceso a salud. Subrayó que el amor a Dios debe manifestarse en la promoción de una vida digna para todos, no como caridad, sino como un derecho.
Martínez también abogó por políticas públicas que garanticen servicios básicos, empleo y vivienda digna, así como el respeto hacia los pueblos indígenas y el acceso a tierras para familias campesinas. Exhortó a los administradores del Estado a ser responsables y transparentes con los recursos públicos, denunciando la corrupción como un grave pecado social.
Finalmente, llamó a recuperar los valores morales y éticos para superar la inequidad social y reconstruir el tejido moral del país. Dirigiéndose a las Fuerzas Armadas y Policía Nacional, les pidió cumplir su misión con honor, destacando su papel crucial en la seguridad y la paz de la nación.