Durante el séptimo día del Novenario en honor a la Virgen de Caacupé, monseñor Miguel Ángel Cabello, obispo de Concepción, hizo un llamado contundente a la sociedad para rechazar la transformación de Paraguay en un narcoestado. En su homilía, criticó la impunidad que permite el crecimiento del narcotráfico y señaló la complicidad de algunos miembros del sistema judicial.

Cabello destacó la problemática de las personas privadas de libertad, denunciando el hacinamiento en los centros penitenciarios y la falta de programas de rehabilitación efectivos. Subrayó la necesidad de políticas públicas para este sector y exigió acelerar los procesos judiciales, recordando que muchas personas permanecen recluidas sin sentencia.

En su discurso, el obispo también cuestionó la falta de acción contra los grandes narcotraficantes, quienes, según él, permanecen con «paraderos desconocidos», mientras los pequeños eslabones del crimen son detenidos. Cabello expresó su preocupación por la posible relación entre el narcotráfico y la política, advirtiendo sobre la financiación de campañas electorales con dinero del crimen organizado.

El prelado hizo un llamado a la sociedad paraguaya para proteger a los jóvenes, señalando que el tráfico de drogas amenaza a las comunidades, especialmente a los estudiantes a la salida de escuelas y universidades. “No podemos permitir que sigan envenenando a nuestros jóvenes en las esquinas”, enfatizó.

Finalmente, Cabello denunció una «complicidad inmoral» por parte de fiscales, jueces y organismos de seguridad que permiten la venta impune de drogas, exigiendo una transformación ética en los organismos de justicia para frenar el avance del narcotráfico en el país.

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